Diagnóstico de enfermería NANDA Capacidad para mantenerse de pie alterada - Dominio 4: Actividad - reposo - Clase 2: Actividad - ejercicio

Capacidad para mantenerse de pie alterada

diagnostico de enfermeria nanda codigo 00364 Capacidad para mantenerse de pie alterada

La capacidad para mantenerse de pie es un componente esencial de la movilidad y autonomía de los pacientes. Un diagnóstico de 'capacidad para mantenerse de pie alterada' implica un reto significativo tanto para el individuo como para los profesionales de la salud, ya que esta alteración puede comprometer la seguridad del paciente y aumentar el riesgo de caídas. En un entorno donde la promoción de la independencia y el bienestar son primordiales, reconocer y abordar esta condición se convierte en una prioridad en el cuidado enfermero.

En este post, profundizaremos en la definición del diagnóstico de enfermería 'capacidad para mantenerse de pie alterada', explorando los factores subyacentes que contribuyen a esta dificultad y su impacto en la vida diaria del paciente. A través de un análisis detallado, buscaremos ofrecer una comprensión clara que facilite la formulación de un plan de cuidados adecuado y efectivo, destacando la importancia de un enfoque individualizado en la práctica de enfermería.

Contenidos

Definición del Diagnóstico de Enfermería

El diagnóstico de enfermería relacionado con la capacidad para mantenerse de pie alterada se refiere a la dificultad o incapacidad de una persona para lograr o sostener una postura erguida de manera independiente y controlada, lo que puede comprometer su estabilidad y aumentar el riesgo de caídas. Esta situación puede surgir debido a múltiples factores, incluyendo debilidad muscular, alteraciones en el sistema neurológico, lesiones ortopédicas, desequilibrios en el sistema vestibular o condiciones crónicas que afectan la función motora. La identificación de este diagnóstico es esencial en la práctica de enfermería, ya que permite desarrollar un plan de cuidados individualizado que promueva la recuperación de la movilidad y la seguridad del paciente, así como la prevención de complicaciones asociadas, facilitando así su capacidad para participar activamente en actividades de la vida diaria. Por tanto, se convierte en un aspecto fundamental para garantizar el bienestar general y la autonomía del individuo en su entorno habitual.

Signos y Síntomas Evidenciables / Manifestaciones Clínicas

El diagnóstico de enfermería "Capacidad para mantenerse de pie alterada" se manifiesta a través de una serie de signos y síntomas observables que indican la presencia del problema. Identificar estas manifestaciones es crucial para una valoración precisa y una planificación de cuidados efectiva. A continuación, se detallan las principales agrupaciones de estos indicadores clínicos:

  • Dificultades en la estabilidad postural

    • Los pacientes pueden reportar alteraciones al intentar equilibrarse en superficies irregulares, mostrando dificultad para ajustar la posición de sus pies y piernas, lo que se traduce en incertidumbre y temor a caídas.
    • La percepción de inseguridad al mantenerse de pie es común, ya que muchos pacientes sienten que requieren soporte externo, ya sea mediante barandillas, muletas o la ayuda de otros, para evitar perder el equilibrio.
  • Limitaciones en el rango de movimiento de extremidades

    • Realizar movimientos de flexión o extensión en caderas y rodillas representa un reto significativo; los pacientes pueden manifestar que les cuesta doblar las piernas, afectando su capacidad para levantarse de asientos.
    • La incapacidad para realizar movimientos fluidos de las extremidades inferiores limita la ejecución de actividades cotidianas como caminar, subir escaleras o simplemente moverse de un lugar a otro.
  • Presentación de caídas y patrones de marcha anormales

    • La frecuencia de caídas puede ser un indicador importante de problemas en el equilibrio; los pacientes que se caen regularmente pueden estar experimentando serias dificultades para mantener una postura erguida o una marcha segura.
    • Alteraciones notables en la forma de caminar, como una marcha arrastrada o un paso incierto, pueden ser observadas por el personal de salud, sugiriendo la necesidad de una evaluación más profunda de la movilidad del paciente.
  • Uso de dispositivos de apoyo

    • La dependencia de dispositivos de asistencia como andadores o sillas de ruedas es un claro indicativo de la disminución de la capacidad para mantenerse de pie sin ayuda, subrayando la gravedad del problema de movilidad.
    • El uso de estos aparatos también puede reflejar una pérdida de confianza en la propia estabilidad, lo que contribuye a una menor independencia en las actividades diarias.
  • Alteraciones funcionales en la musculatura

    • La evaluación del tono y fuerza muscular puede revelar debilidades significativas en las extremidades inferiores; esto puede manifestarse como dificultad para resistir movimientos o ejercer fuerza al intentar mantenerse de pie.
    • Rigideces o tensiones musculares pueden alterar aún más la capacidad de movimiento, contribuyendo a un mayor riesgo de caídas o lesiones al intentar realizar esfuerzos físicos.

Causas o Contribuyentes Probables

Comprender las causas subyacentes o los factores que contribuyen al desarrollo del diagnóstico de enfermería "Capacidad para mantenerse de pie alterada" es fundamental para orientar las intervenciones y mejorar los resultados del paciente. A continuación, se exploran diversas agrupaciones de estos elementos etiológicos:

  • Factores Psicológicos y Emocionales

    • El estado de ánimo adverso, como la ansiedad o la depresión, puede generar una disminución en la motivación del paciente para realizar movimientos físicos. Estos estados emocionales afectan la percepción de la autoeficacia del individuo, disminuyendo su confianza para mantenerse en pie y moverse.
    • La tensión emocional provocada por situaciones estresantes puede llevar a una falta de concentración y coordinación motora, lo que se traduce en dificultades para mantener el equilibrio al estar de pie.
  • Limitaciones Físicas y de Fuerza

    • Una deficiencia en la fuerza muscular, especialmente en las extremidades inferiores, puede conducir a un control postural inadecuado. Los músculos débiles son incapaces de soportar el peso del cuerpo de manera efectiva, lo que conlleva a una mayor probabilidad de caídas.
    • Un bajo nivel de resistencia física limita la capacidad del paciente para mantener posiciones erguidas durante períodos prolongados, afectando significativamente su autonomía y movilidad.
  • Posturas y Hábitos de Movimiento

    • La adopción de posturas que evitan el dolor o malestar puede, irónicamente, limitar la movilidad. Al evitar ciertas posiciones, los pacientes pueden desarrollar hábitos que comprometen su capacidad para estar de pie adecuadamente.
    • La falta de un entrenamiento adecuado en técnicas de movimiento y equilibrio puede llevar a patrones de marcha ineficaces, aumentando el riesgo de caídas y la incapacidad para mantenerse en pie.
  • Impacto de la Nutrición y Salud General

    • Una nutrición inadecuada puede provocar deficiencias que afectan la salud muscular y ósea. Insuficiencia en la ingesta de nutrientes esenciales compromete la fuerza y resistencia, vitales para la capacidad de mantenerse en pie.
    • El exceso de peso corporal genera una carga adicional en las articulaciones y músculos de las piernas, lo que dificulta los movimientos y afecta la estabilidad al estar de pie.
  • Doler y Limitaciones Físicas Asociadas

    • La presencia de dolor, ya sea en articulaciones o músculos, actúa como una barrera significativa que interfiere en la movilidad. Este malestar puede llevar a una tendencia a evitar movimientos, exacerbando la debilidad y la incapacidad para mantenerse de pie.
    • Cualquier condición que cause dolor crónico puede dar lugar a un debilitamiento progresivo de la confianza en las capacidades físicas, afectando la disposición del paciente para intentar estar de pie.

Grupos Particularmente Susceptibles

Ciertos grupos de personas pueden ser particularmente propensos a desarrollar el diagnóstico de enfermería "Capacidad para mantenerse de pie alterada". A continuación, se exploran algunos de estos grupos y las razones de su vulnerabilidad específica:

  • Personas de Edad Avanzada: Este grupo tiende a experimentar una disminución natural en la fuerza muscular y en la coordinación, lo que puede impactar significativamente su capacidad para mantener el equilibrio al estar de pie. Además, los problemas de salud como la artritis, enfermedades cardíacas y otros trastornos crónicos son comunes entre los adultos mayores, y todos ellos pueden limitar aún más su movilidad y resistencia física.
  • Pacientes con Trastornos Neurológicos: Las personas que padecen condiciones neurológicas como esclerosis múltiple, Parkinson o accidentes cerebrovasculares enfrentan desafíos adicionales que afectan su control motor y su equilibrio. Estos trastornos pueden provocar debilidad muscular y alteraciones en la coordinación, aumentando el riesgo de caídas y dificultando la postura erguida.
  • Individuos con Problemas Musculoesqueléticos: Aquellos que sufren de lesiones o enfermedades que afectan el sistema musculoesquelético, como fracturas, tendinitis o dolor crónico, pueden tener dificultades para mantener una postura de pie durante períodos prolongados. El dolor y la falta de movilidad suelen desencadenar una evitación de la actividad física, lo que agrava aún más su condición.
  • Personas con Condiciones Cardiopulmonares: Las afecciones que afectan el corazón y los pulmones, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o la insuficiencia cardíaca, pueden limitar la capacidad de una persona para realizar actividades físicas cotidianas. La fatiga y la falta de aliento al intentar mantenerse de pie contribuyen a su vulnerabilidad ante el diagnóstico mencionado.
  • Pacientes en Recuperación de Cirugías o Lesiones: Aquellos que están en proceso de rehabilitación postoperatoria o después de sufrir una lesión severa pueden experimentar restricciones temporales en su capacidad para estar de pie. La debilidad muscular y la falta de confianza en su equilibrio son factores críticos que los hacen más susceptibles a alteraciones en su capacidad funcional.

Contextos Clínicos Frecuentes

El diagnóstico de enfermería "Capacidad para mantenerse de pie alterada" tiende a presentarse con mayor frecuencia en determinados entornos o situaciones clínicas. Conocer estos contextos ayuda a las enfermeras a anticipar y valorar la posible presencia de este diagnóstico. A continuación, se describen algunos de los escenarios clínicos más comunes:

  • Problemas Circulatorios: La alteración en el flujo sanguíneo debido a problemas circulatorios puede repercutir directamente en la capacidad del paciente para mantenerse de pie. La insuficiencia venosa o cualquier trastorno arterial puede llevar a una insuficiente oxigenación de los músculos, lo que provoca debilidad y fatiga, dificultando el equilibrio y la estabilidad al estar de pie.
  • Desequilibrios Metabólicos: Los trastornos metabólicos, como la diabetes descontrolada o problemas en la tiroides, pueden influir en el nivel de energía del paciente y su capacidad de realizar actividades físicas. Esto se traduce en una disminución de la fuerza muscular y resistencia, elementos críticos para mantener una postura erguida y estable.
  • Lesiones en las Extremidades Inferiores: Traumas, fracturas o contusiones en las piernas y pies limitan significativamente los movimientos y la capacidad para soportar peso. La recuperación de estas lesiones puede ser un proceso prolongado y, mientras tanto, el paciente experimenta una limitación en su habilidad para mantenerse en pie adecuadamente.
  • Trastornos Neurológicos: Afecciones que afectan el sistema nervioso, como lesiones en la médula espinal, esclerosis múltiple o accidentes cerebrovasculares, pueden impactar severamente la coordinación y el equilibrio. Los pacientes con estas condiciones suelen tener dificultad para mantener su estabilidad al estar de pie, lo que exige una atención especial para evitar caídas y complicaciones asociadas.
  • Limitaciones Impuestas por el Tratamiento Médico: Existen pautas médicas que pueden restringir la movilidad de los pacientes, como reposo absoluto después de intervenciones quirúrgicas o durante el tratamiento de ciertas enfermedades. Estas limitaciones pueden llevar a una atrofia muscular y debilitamiento general, propiciando dificultades para estar de pie cuando se levanta esa restricción.
  • Afrontamiento de la Sarcopenia: La pérdida progresiva de masa muscular asociada con el envejecimiento, también conocida como sarcopenia, afecta la fuerza y la resistencia necesarias para mantener una postura erguida. Los adultos mayores con esta condición enfrentan mayores retos al intentar estar de pie, lo que incrementa la necesidad de intervenciones de enfermería relacionadas con la movilidad.
  • Recuperación Postquirúrgica: Después de una cirugía, muchos pacientes experimentan un periodo de inactividad que puede extenderse durante días o semanas. Este tiempo sin movimiento activo puede provocar debilidad muscular y pérdida de la capacidad funcional, dificultando el retorno a la capacidad de estar de pie de manera segura y efectiva.

Resultados Esperados del Cuidado de Enfermería

El objetivo general del cuidado para un paciente con el diagnóstico de enfermería "Capacidad para mantenerse de pie alterada" se orienta hacia la optimización de la funcionalidad física y el empoderamiento del paciente en su vida cotidiana. Específicamente, se busca que el paciente logre o demuestre lo siguiente:

  • Demostrar una mejora significativa en la movilidad independiente, evidenciando la capacidad para levantarse y trasladarse dentro de su entorno sin asistencia, lo que no solo facilita la realización de tareas diarias, sino que también refuerza su autoestima y seguridad personal.
  • Conseguir el equilibrio postural adecuado durante actividades de pie, lo que implica la adquisición de habilidades para mantener la estabilidad durante el movimiento y reducir el riesgo de caídas, permitiendo una vida más activa y segura.
  • Ejecutar las actividades de autocuidado con éxito, reflejando una mayor autonomía en la higiene personal, la vestimenta y la alimentación, lo que fomenta la independencia y mejora la calidad de vida del paciente.
  • Experimentar niveles de energía adecuados que permitan al paciente realizar sus actividades sin episodios de fatiga extrema, lo que resulta en una mejor resistencia física y un enfoque más activo hacia la vida cotidiana.
  • Participar en programas de rehabilitación física, mostrando disposición y compromiso con los ejercicios diseñados para mejorar la fuerza y el equilibrio, lo que es esencial para el progreso continuo en su capacidad para mantenerse de pie.
  • Identificar y aplicar estrategias de prevención de caídas, lo que incluye reconocer los factores de riesgo en su entorno y actuar proactivamente para evitar accidentes, lo que refuerza su seguridad y confianza al moverse.
  • Comunicar cualquier sensación de inseguridad o cambios en su capacidad para mantenerse de pie, promoviendo así una respuesta oportuna de los cuidadores para ajustar los planes de cuidado y asegurar un soporte adecuado.
  • Evaluar y ajustar su enfoque hacia la terapia física, manifestando una actitud positiva y receptiva hacia las recomendaciones de los profesionales de la salud, lo que es crucial para el éxito de su proceso de recuperación.

Objetivos Específicos y Criterios de Evaluación

Para abordar el diagnóstico de enfermería "Capacidad para mantenerse de pie alterada" y avanzar hacia los resultados esperados, se establecen los siguientes objetivos específicos y sus correspondientes criterios de evaluación. Estos permitirán un seguimiento preciso del progreso del paciente y la efectividad de las intervenciones:

  • Incrementar la capacidad del paciente para mantener el equilibrio en posición erguida: Se buscará que el paciente logre sostener su postura erguida durante al menos 5 minutos sin apoyo. Este objetivo se evaluará mediante observación directa y registro del tiempo que el paciente puede mantenerse de pie sin caerse, lo que es crucial para su seguridad y autoestima.
  • Fortalecer los músculos de las extremidades inferiores: El objetivo es que el paciente se involucre en un programa de ejercicios dirigidos, incrementando el número de repeticiones de ejercicios de fuerza (como sentadillas o levantamientos de talones) en un 20% en un mes. La evaluación se realizará a través de un registro semanal del progreso en cada ejercicio, lo que permitirá mejorar su estabilidad y reducir el riesgo de caídas.
  • Aumentar la resistencia en actividades de pie: Se plantea que el paciente pueda permanecer de pie por períodos cada vez más prolongados (de 5 a 15 minutos) sin experimentar fatiga excesiva en un periodo de 4 semanas. La evaluación se implementará mediante la monitorización de la duración durante las sesiones de terapia física, lo que facilitará su participación activa en la vida diaria.
  • Mejorar la técnica de marcha: Se establecerá que el paciente alcance un patrón de marcha más seguro y eficiente, evaluando la reducción en el número de tropezones o caídas durante una caminata de 10 metros. La observación por parte del profesional de la salud será el criterio de evaluación clave, permitiendo ajustar las intervenciones para asegurar una movilidad adecuada y segura.
  • Optimizar el uso de dispositivos de asistencia: El objetivo es que el paciente aprenda a utilizar adecuadamente una silla de ruedas o un andador, lográndolo sin la ayuda de un asistente en el 80% de las veces durante un periodo de 3 semanas. Este progreso se evaluará mediante la observación y el registro del uso correcto del dispositivo, lo que es fundamental para aumentar su independencia y confianza al moverse.
  • Desarrollar estrategias de prevención de caídas: Se buscará que el paciente identifique al menos tres cambios en su entorno que reduzcan el riesgo de caídas, documentando su capacidad para implementar estas estrategias en un plazo de 2 semanas. La evaluación se realizará a través de entrevistas y chequeo en el entorno físico, promoviendo un ambiente más seguro y controlado.
  • Fomentar la comunicación sobre la inseguridad al mantener la postura: Se establecerá que el paciente exprese cualquier sensación de inestabilidad de forma regular durante sesiones de cuidado, aumentando la comunicación a un mínimo de una vez por semana. Esto se evaluará por medio de registros de atención, lo cual es esencial para ajustar el plan de cuidados según las necesidades dinámicas del paciente.
  • Aumentar la disposición para participar en programas de rehabilitación: Se estableció que el paciente asista al menos al 80% de las sesiones programadas de terapia física durante un mes, lo que se evaluará mediante un registro de asistencia manteniendo un compromiso activo en su proceso de recuperación. Este objetivo es vital para el progreso en su capacidad funcional y su autonomía.

Estrategias Generales de Cuidado

Para manejar eficazmente el diagnóstico de enfermería "Capacidad para mantenerse de pie alterada" y ayudar al paciente a alcanzar los objetivos de salud deseados, se implementarán diversas estrategias de cuidado. Estas acciones de enfermería se enfocarán en abordar las causas subyacentes, aliviar síntomas y promover el bienestar general.

  • Promoción de la Educación en Postura y Equilibrio: Ofrecer sesiones educativas centradas en la correcta alineación corporal y técnicas adecuadas de equilibrio permite al paciente comprender cómo posicionar su cuerpo para maximizar la estabilidad al estar de pie. Estas sesiones pueden incluir ejercicios prácticos donde se demuestran movimientos seguros al levantarse y mantenerse erguido, ayudando a reducir el riesgo de caídas y generando confianza en la movilidad.
  • Entrenamiento Progresivo de Fuerza y Estabilidad: Implementar un programa de ejercicio personalizado que integre actividades enfocadas en fortalecer los músculos de las piernas y mejorar el equilibrio es crucial. Esta estrategia no solo se centra en el desarrollo físico, sino que también facilita la adaptación gradual del paciente a la carga que implica estar de pie, optimizando tanto su resistencia como su seguridad funcional.
  • Adaptación del Entorno del Paciente: Evaluar el entorno donde el paciente reside y realizar ajustes es fundamental para garantizar su seguridad. Esto puede incluir recomendaciones sobre la eliminación de obstáculos, la inclusión de barandillas y el uso de dispositivos de asistencia. Modificar el entorno ayuda a fomentar una mayor confianza y autonomía, minimizando el riesgo de accidentes en la vida diaria.
  • Apoyo Psicológico y Consejería: La gestión de los aspectos emocionales relacionados con la incapacidad para permanecer de pie es esencial. Consultas regulares que aborden miedos, ansiedades y metas personales del paciente fomentan un espacio de comunicación abierta, apoyando así su proceso de rehabilitación y ayudando a construir una mentalidad positiva sobre su recuperación.
  • Implementación de Técnicas de Terapia Ocupacional: La colaboración con un terapeuta ocupacional para diseñar actividades de la vida cotidiana que promuevan el uso seguro de técnicas específicas para levantarse y moverse de forma independiente es esencial. Estas técnicas permiten que el paciente practique en escenarios reales, aumentando su destreza y confianza al realizar actividades cotidianas.
  • Evaluaciones Periódicas de Progreso: Realizar revisiones periódicas del estado físico y emocional del paciente permite ajustar el plan de cuidado según sea necesario. Estas evaluaciones no solo miden el avance en la capacidad de mantenerse de pie, sino que también abordan nuevas preocupaciones que puedan surgir durante el proceso de rehabilitación, asegurando una atención constante y adaptativa.
  • Fomento de la Participación Activa en la Rehabilitación: Involucrar al paciente en la toma de decisiones sobre su propio plan de cuidado no solo aumenta su motivación para participar en actividades de rehabilitación, sino que también le brinda un sentido de control sobre su recuperación. Facilitar discusiones sobre objetivos realistas y logros personales potencia la autoestima del paciente y su compromiso con la rehabilitación.

Acciones de Enfermería Específicas

Para llevar a la práctica las estrategias generales de cuidado y abordar de manera efectiva el diagnóstico de enfermería "Capacidad para mantenerse de pie alterada", se proponen las siguientes acciones específicas. Estas intervenciones concretas están diseñadas para mejorar el estado del paciente y facilitar la consecución de los objetivos terapéuticos:

  • Fortalecimiento de la Confianza en la Postura

    • Conducir sesiones educativas personalizadas que instruyan al paciente sobre la posición correcta del cuerpo, enfocándose en los puntos de apoyo y distribución del peso para mantener una postura erguída.
    • Realizar demostraciones de ejercicios de equilibrio como el "pie adelante" o "tandem", que permitan al paciente experimentar el apoyo y la estabilidad en un entorno controlado.
    • Implementar un diario de ejercicios donde el paciente registre su progreso y sensaciones, facilitando el auto-refuerzo y la reflexión sobre el avance en su capacidad para mantenerse erguido.
  • Programa Integrado de Ejercicio y Estabilidad

    • Desarrollar un plan de entrenamiento progresivo que incluya ejercicios de resistencia y de equilibrio, facilitando un abordaje diversificado que se adapte a las capacidades individuales del paciente.
    • Incluir actividades de fortalecimiento muscular como levantamiento de pesas ligeros o ejercicios con bandas de resistencia, que complementen la base de fuerza requerida para mantenerse en pie con seguridad.
    • Fomentar ejercicios funcionales, como levantarse y sentarse de una silla, que simulen situaciones cotidianas y ayuden al paciente a ganar confianza al enfrentarse a desafíos reales.
  • Optimización del Entorno para la Seguridad

    • Realizar una evaluación exhaustiva del hogar del paciente para identificar y eliminar obstáculos que puedan comprometer su seguridad al intentar mantenerse de pie.
    • Recomendar la instalación de dispositivos de seguridad como barras de agarre en el baño y en pasillos estratégicos para facilitar el movimiento seguro y el apoyo adicional.
    • Proveer asesoría sobre el uso seguro de calzado apropiado que brinde soporte y adherencia al suelo, minimizando el riesgo de resbalones y caídas.
  • Acompañamiento Emocional y Motivacional

    • Ofrecer sesiones de escucha activa en la que el paciente puede expresar sus temores relacionados con su movilidad y estabilidad, permitiendo crear un espacio de confianza y apoyo.
    • Establecer objetivos a corto plazo junto al paciente, celebrando cada logro que ayude a construir su confianza y motivación hacia la recuperación.
    • Implementar técnicas de visualización y relajación que ayuden al paciente a manejar la ansiedad en relación a su equilibrio y postura al estar de pie.
  • Integración de Terapias Ocupacionales

    • Colaborar estrechamente con terapeutas ocupacionales para desarrollar un plan de prácticas diarias que implemente habilidades necesarias para la vida cotidiana de forma segura y efectiva.
    • Realizar simulaciones de situaciones donde el paciente deba levantarse y moverse con seguridad, brindando retroalimentación constante para mejorar la técnica.
    • Asegurar que el paciente practique actividades que le interesan, utilizando adaptaciones que faciliten su participación en el proceso de rehabilitación.
  • Evaluación Continua y Ajustes del Plan de Cuidado

    • Establecer un calendario de seguimiento regular para evaluar la efectividad de las intervenciones, ajustando el enfoque según las necesidades cambiantes y el progreso del paciente.
    • Realizar revisiones mensuales del estado físico del paciente, incluyendo pruebas de equilibrio y fuerza, para adaptar el programa de ejercicios y maximizar los beneficios.
    • Solicitar retroalimentación del paciente sobre las actividades desempeñadas, permitiendo actualizaciones y modificaciones al plan centradas en sus vivencias y opiniones.
  • Empoderamiento del Paciente en su Proceso de Rehabilitación

    • Incluir al paciente en la toma de decisiones sobre su propio plan de cuidado, asegurando que se sienta valorado y motivado en su proceso de recuperación.
    • Facilitar talleres grupales donde los pacientes puedan compartir experiencias y estrategias, fortaleciendo la sensación de comunidad y apoyo.
    • Brindar información sobre recursos comunitarios que promuevan la actividad física y la socialización, invitando al paciente a participar en esfuerzos grupales que refuercen su compromiso y bienestar.

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